El manejo de la enfermedad coronaria crónica (ECC) incluye terapia antiplaquetaria, control lipídico y estrategias anticoagulantes selectivas. Se destaca el uso de terapias con los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) y el agonista del receptor del péptido similar a glucagón tipo 1 (AR-GLP1) para pacientes con insuficiencia cardíaca (IC) y diabetes tipo 2 (DM2). El enfoque multidisciplinario y personalizado es crucial en la toma de decisiones terapéuticas.
La ECC es una afección que incluye enfermedad arterial coronaria (ECA) obstructiva y no obstructiva, con o sin infarto de miocardio (IM) previo o revascularización. Con una prevalencia significativa en los Estados Unidos y a nivel mundial, la ECC representa una carga importante de enfermedad y mortalidad.
Los objetivos finales para el tratamiento de la ECC son prolongar la supervivencia y mejorar la calidad de vida, priorizando la atención centrada en el paciente por parte de un equipo multidisciplinar con las siguientes consideraciones:
Por otro lado, se hacen las siguientes recomendaciones:1
- Las estatinas siguen siendo el tratamiento de primera línea para la reducción de los lípidos en pacientes con ECC. Varias terapias complementarias (p. ej., ezetimiba, inhibidores de la PCSK9, inclisirán, ácido bempedoico) pueden utilizarse en poblaciones seleccionadas según la respuesta al tratamiento con estatinas de alta intesidad.1
- Se recomienda la terapia con estatinas de alta intensidad con el objetivo de lograr una reducción del 50% en los niveles de colesterol asociado a lipoproteína de baja densidad (cLDL), para disminuir el riesgo de eventos cardiovasculares mayores (ECVM).1
- Para los pacientes en los que la terapia con estatinas de alta intensidad está contraindicada o no es tolerada, se recomienda la terapia con estatinas de intensidad moderada con el objetivo de lograr una reducción del 30 al 49% en los niveles de cLDL.
- Evaluar la adherencia a los cambios en el estilo de vida y los efectos de los medicamentos hipolipemiantes mediante medición de lípidos en ayunas, de 4 a 12 semanas después del inicio o del ajuste de la dosis de la estatina. Luego, cada 3 a 12 meses, según sea necesario, se evalúa la respuesta o adherencia a la terapia.1
Los tratamientos antiplaquetarios duales de menor duración son seguros y eficaces, sobre todo cuando el riesgo de hemorragia es elevado y el isquémico es de bajo a moderado. Los beneficios significativos continúan para el uso de la aspirina en la prevención secundaria. El uso de la terapia antiplaquetaria dual (TAPD) puede considerarse en aquellos pacientes que tienen un alto riesgo trombótico y bajo riesgo de sangrado.1
Esta guía destaca la importancia de abordar de manera integral el manejo de factores de riesgo en pacientes con ECC. Se deben considerar las particularidades de cada paciente al momento de seleccionar enfoques terapéuticos, especialmente en aquellos con comorbilidades, priorizando un enfoque personalizado y multidisciplinario para lograr un equilibrio entre la reducción del riesgo de isquemia y la gestión de posibles efectos adversos.1 En la figura 1 se resumen los puntos clave de actualización de la guía.
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