La Academia Americana de Oftalmología (AAO) brinda nuevas recomendaciones sobre el diagnóstico y el tratamiento del síndrome del ojo seco.
El síndrome de ojo seco, también conocido como enfermedad del ojo seco o queratoconjuntivitis seca, se refiere a un grupo de trastornos de la película lagrimal debidos a la producción reducida de lágrimas o a la inestabilidad de la película lagrimal. Este síndrome se asocia con incomodidad ocular, síntomas visuales y enfermedades inflamatorias de la superficie ocular.1
Fisiopatología
La fisiopatología del síndrome de ojo seco involucra la disfunción de la unidad funcional lagrimal, que incluye la superficie ocular y las glándulas secretoras de lágrimas. La disfunción de esta unidad resulta en una película lagrimal inestable, lo que causa síntomas de irritación ocular y posibles daños en el epitelio de la superficie ocular. Puede desarrollarse por envejecimiento, disminución de las hormonas androgénicas, anormalidades del parpadeo o de los párpados, enfermedades inflamatorias sistémicas (síndrome de Sjögren, enfermedades tiroideas autoinmunes o artritis reumatoide), patologías de la superficie ocular (como queratitis por herpes simple) o cirugías que interrumpen los nervios sensoriales aferentes trigeminales.2
La reducción en la secreción y eliminación de lágrimas inicia una respuesta inflamatoria en la superficie ocular que involucra mediadores tanto solubles como celulares. Esta inflamación desempeña un papel en la patogénesis del ojo seco. 2
Estos factores de riesgo y la fisiopatología subyacente hacen que el diagnóstico y tratamiento del síndrome de ojo seco requieran un enfoque integral que considere tanto los síntomas como los factores contribuyentes que subyacen a la condición.3
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante combinación de historia clínica, examen físico y pruebas diagnósticas específicas.3
Historia clínica
Se hace una evaluación detallada de los síntomas del paciente, como la sensación de ardor, arenilla, picazón, visión borrosa, enrojecimiento, secreción de moco, fatiga ocular y fluctuación diurna de los síntomas. También se consideran factores que pueden exacerbar los síntomas, como el uso prolongado de pantallas digitales, ambientes con baja humedad o exposición a corrientes de aire. 3
Examen físico
Incluye una evaluación del estado de los párpados, la conjuntiva y la córnea utilizando biomicroscopía con lámpara de hendidura. Se observan signos como la estabilidad de la película lagrimal o su tiempo de ruptura (menos de 10 segundos se considera anormal), la altura del menisco lagrimal y la presencia de tinción con colorantes en la superficie ocular. 3
Pruebas diagnósticas3
Prueba de Schirmer: evalúa la producción de lágrimas. Un resultado de menos de 5.5 mm de humectación después de 5 minutos es diagnóstico de deficiencia de lágrima acuosa.
Osmolaridad de la lágrima: se considera elevada en el ojo seco, y la variabilidad de osmolaridad entre ambos ojos también es indicativa.
Test de tinción con fluoresceína y otros colorantes: se utiliza para evaluar la estabilidad de la película lagrimal y detectar áreas de daño epitelial corneal.
Test de metaloproteinasa-9: indica inflamación en la superficie ocular.
Clasificación del síndrome de ojo seco
El síndrome de ojo seco se clasifica generalmente en tres grados según la severidad de los síntomas y los signos: 3
Leve: los síntomas pueden incluir irritación, picazón, molestias oculares leves, ardor, o visión borrosa intermitente. Es difícil diagnosticar esta forma debido a la inconsistencia entre los síntomas reportados y los signos clínicos observados.
Moderado: hay un aumento de la incomodidad y de la frecuencia de los síntomas, y los efectos negativos sobre la función visual pueden volverse más consistentes.
Severo: los síntomas visuales se vuelven más frecuentes y pueden llegar a ser constantes y potencialmente incapacitantes.
Además, el ojo seco se puede clasificar en dos tipos principales: deficiencia acuosa y ojo seco evaporativo, o una combinación de ambos, siendo esta última la más común.3
Tratamiento
Se basa en la severidad de la enfermedad y los factores causales específicos de cada paciente. La guía del tratamiento sigue un enfoque escalonado que incluye intervenciones como medidas conservadoras o tratamientos más avanzados. 3
Paso 1: manejo básico3
Educación del paciente: explicar la naturaleza crónica de la enfermedad y establecer expectativas realistas.
Modificación del entorno: aumentar la humedad ambiental, evitar corrientes de aire y reducir el uso de pantallas.
Modificación dietética: considerar la suplementación con ácidos grasos esenciales como el omega 3.
Eliminación de medicamentos que exacerban los síntomas: revisar y ajustar medicamentos sistémicos o tópicos que puedan contribuir al ojo seco.
Uso de lubricantes oculares: lágrimas artificiales de varios tipos para aliviar los síntomas.
El uso de gotas oftálmicas a base de hialuronato de sodio para el tratamiento del síndrome de ojo seco es una opción terapéutica bien reconocida y recomendada debido a sus propiedades viscoelásticas y humectantes.
Las gotas con mayor concentración de hialuronato de sodio al 0.3% están diseñadas para proporcionar una hidratación prolongada. Son útiles en casos de sequedad ocular severa, para proporcionar un alivio más intensivo y duradero.
La combinación de hialuronato de sodio con carboximetilcelulosa es una formulación muy efectiva para tratar el síndrome de ojo seco, especialmente en casos moderados a severos. Esta combinación aprovecha las propiedades únicas de ambos compuestos para proporcionar un alivio más completo y duradero de los síntomas de la sequedad ocular.
La frecuencia de aplicación puede variar dependiendo de la severidad de los síntomas y las necesidades individuales. Puede ser necesario aplicar las gotas varias veces al día, especialmente en ambientes que contribuyan a la sequedad ocular.
Higiene del párpado y compresas calientes: para mejorar la función de las glándulas de Meibomio.
Paso 2: tratamientos adicionales3
Lubricantes oculares sin conservantes.
Tratamientos nocturnos como ungüentos o dispositivos de cámaras húmedas para la noche.
Tratamientos para eliminar los ácaros como el aceite de árbol del té o gotas con lotilaner, o crema de ivermectina al 1% en casos específicos.
Oclusión puntual (tapones punctales) o gafas de cámara de humedad.
Uso de terapias físicas en el consultorio como calentamiento y expresión de las glándulas de Meibomio.
Medicamentos de prescripción:
Antibióticos tópicos o corticosteroides para blefaritis anterior.
Corticosteroides tópicos para uso a corto plazo.
Inmunomoduladores tópicos como la ciclosporina.
Antagonistas de LFA-1 como lifitegrast.
Líquidos lipofílicos sin agua como perfluorohexyloctano.
Espray nasal de vareniclina para activar la secreción de lágrimas.
Paso 3: intervenciones avanzadas3
Secretagogos orales, para estimular la producción de lágrimas.
Gotas de suero autólogo/alogénico, utilizadas para promover la cicatrización ocular.
Gotas de plasma rico en plaquetas, también utilizadas para la regeneración del tejido ocular.
Lentes de contacto terapéuticos.
Paso 4: tratamientos quirúrgicos y terapias especializadas3
Oclusión puntual quirúrgica: cauterización puntal para la retención permanente de lágrimas.
Membranas amnióticas: injertos utilizados en casos de daño ocular severo.
Otros enfoques quirúrgicos: tarsorrafia, trasplante de glándulas salivares menores.
Consideraciones adicionales. 3
Antiinflamatorios: terapias como corticosteroides de baja dosis pueden ser usadas intermitentemente para suprimir la inflamación de la superficie ocular.
Suplementos orales de ácidos grasos: aunque su efectividad no es concluyente, se consideran como tratamiento complementario.
Control de infecciones y manejo de enfermedades subyacentes: es fundamental tratar cualquier condición subyacente que pueda estar contribuyendo al ojo seco, como blefaritis, rosácea o enfermedades autoinmunes.
El tratamiento del síndrome de ojo seco suele ser multimodal y personalizado, adaptándose a las necesidades específicas del paciente para mejorar la calidad de vida y minimizar los síntomas. 3
Perlas clínicas
La fisiopatología del síndrome de ojo seco involucra la disfunción de la unidad funcional lagrimal, que incluye la superficie ocular y las glándulas secretoras de lágrimas.
El diagnóstico del síndrome de ojo seco se realiza mediante una combinación de historia clínica, examen físico y pruebas diagnósticas específicas.
Se debe realizar una evaluación detallada de los síntomas del paciente, como la sensación de ardor, arenilla, picazón, visión borrosa, enrojecimiento, secreción de moco, fatiga ocular y fluctuación diurna de los síntomas.
Un resultado en la prueba de Shirmer menor de 5.5 mm de humectación después de 5 minutos es diagnóstico de deficiencia de lágrima acuosa.
El síndrome de ojo seco se clasifica generalmente en leve, moderado, severo, según la complejidad de los síntomas y los signos.
La guía del tratamiento sigue un enfoque escalonado que incluye intervenciones desde medidas conservadoras hasta tratamientos más avanzados.
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Síndrome de ojo seco, guía AAO 2024
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Referencias
Referencias
American Academy of Ophthalmology. Ojo seco [Internet]. San Francisco: American Academy of Ophthalmology. [Consultado el 12 de septiembre de 2024]. Disponible en: https://www.aao.org/salud-ocular/enfermedades/ojo-seco
Huang R, Su C, Fang L, et al. Dry eye syndrome: Comprehensive etiologies and recent clinical trials. Int Ophthalmol. 2022;42(10):3253-3272. https://doi.org/10.1007/s10792-022-02320-7.