Privar de libertar y dignidad a una persona con una enfermedad mental (diagnosticada o no) es un acto contra los derechos humanos. Aunque la práctica del pasung en Indonesia tiene décadas de ser ilegal, sigue siendo una realidad para muchos hombres jóvenes de áreas rurales del país, quienes, encerrados y atados por sus propias familias, deben vivir en condiciones antihigiénicas por tiempos prolongados debido al desconocimiento de lo que es en realidad una enfermedad mental.

<figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1666898541/Pasung_a6e8361879.webp" /></figure>Indonesia es un país insular ubicado entre el Sudeste Asiático donde aún se mantienen creencias erróneas sobre la salud mental, especialmente en el área rural. Ya sea porque quienes padecen alguna enfermedad psiquiátrica son físicamente agresivos o potencialmente peligrosos, ya sea porque se cree que   “están poseídos por demonios”, las familias (y vecinos) fuerzan a los enfermos a permanecer aislados en habitaciones, casi siempre atados con cadenas de metal, cuerdas y cepos de madera durante tiempos prolongados.1 Las intervenciones basadas en aislamiento y contención para controlar a quienes tienen trastornos mentales son una clara muestra de agresividad y violencia de los entornos sociales.1 Aun cuando Indonesia ofrece protección a los derechos de cada ciudadano, la práctica del pasung sigue siendo habitual allí.2 <h3>Inhumanidad en la práctica </h3><blockquote>“Durante uno de mis primeros encuentros con personas en pasung, la persona estaba encadenada a un árbol fuera de su casa, mientras la familia permitía que su vaca viviera dentro de la casa. Me di cuenta de que la sociedad se ha desentendido de estas personas, y mi papel es ayudarles a recuperar sus derechos”.3 Heni Dwi Windarwati, profesional sanitaria y activista de salud mental en Java Timur, Indonesia. </blockquote>Las personas a las que les aplican pasung pueden pasar un tiempo muy prolongado en jaulas, habitaciones escondidas sin luz o aire e incluso en chozas alejadas de la comunidad.1 Esto no solo se traduce en una restricción de la movilidad, sino también en unas condiciones de higiene deplorables, en las que comen y beben en el mismo lugar donde orinan y defecan (en la mayoría de casos ni siquiera tienen un inodoro cerca).1 Además, quienes son sometidos a pasung son despojados de su ropa (con lo cual quedan expuestos a diferentes infecciones), están mal alimentados y físicamente deteriorados al punto que algunos incluso mueren en la reclusión.1 Cabe resaltar que Indonesia prohibió el pasung en 1977,2,3 y aunque en 2018 el gobierno presentó un programa para reducir esta práctica (y Free Pasung Program logró que al menos 6,660 personas fueran liberadas), sigue siendo difícil determinar el número real de personas que siguen sometidas a ella en el país.2 <h4>¿Quiénes son los más afectados?1 </h4><ul><li>Personas con edades entre 18 y 60 años </li><li>Quienes tienen historial de enfermedad psiquiátrica, desempleo prolongado y bajo nivel educativo </li><li>Hombres en cada tres de cuatro casos </li><li>Pacientes diagnosticados con esquizofrenia, los cuales componen entre el 86% y el 90% de las personas en pasung. </li></ul><h4>¿Por qué las familias en Indonesia eligen desesperadamente pasung para sus seres queridos?4 </h4><ul><li>La precipitación y predisposición a comportamientos negativos en el enfermo psiquiátrico </li><li>Falta de conocimiento sobre enfermedades mentales </li><li>Problemas financieros para costear tratamientos </li><li>Sensación de prevención, seguridad y confort en cuanto el enfermo mental se encuentra alienado </li><li>Defensa del honor familiar </li><li>Insatisfacción con los servicios de salud </li><li>Fracaso en acciones alternativas al pasung </li><li>Insistencia y presión de la comunidad. </li></ul><h3>El acceso a servicios de salud mental: la gran falla de esta historia </h3>El pasung no solo se trata de privación de la libertad; también cuestiona el funcionamiento de instituciones no oficiales o incluso informales, las cuales aceptan (y realizan) estas prácticas como parte del abordaje psiquiátrico. Asimismo, pone en evidencia las fallas en la promoción y prevención de las enfermedades de salud mental.1  Según Heni Dwi Windarwati, “el pasung no existiría si los servicios de salud mental estuvieran disponibles y fueran accesibles, y si las comunidades estuvieran bien informadas sobre la salud mental”. 3 El comportamiento de las familias en las áreas rurales de Indonesia se rige por un acuerdo comunitario basado en normas socioculturales aceptadas en el entorno,4 en el cual no está normalizado que familiares o incluso <a href="https://www.docred.com/articulos/narrativa-medica-en-la-salud-y-en-la-enfermedad-mirada-a-pareja-del-enfermo-mental-severo " target="_self">la pareja del enfermo mental</a> se hagan total cargo de su cuidado y tratamiento. De ahí que las comunidades también desempeñen un rol importantísimo en cuanto a los siguientes aspectos:1  <ol><li>El impacto de la estigmatización en la enfermedad. </li><li>El apoyo en la recuperación de la enfermedad. </li><li>La desmitificación de creencias erróneas sobre las enfermedades mentales. </li></ol>Los mitos y creencias de la población, asociados al incremento del pasung en una comunidad, a menudo están relacionadas con que la idea de que los enfermos psiquiátricos son peligrosos o están poseídos por demonios. Se cree incluso que pueden desarrollar habilidades supernaturales o que su condición es resultado de la acción de espíritus o de la magia negra.4 De acuerdo con los testimonios de las familias,4 es claro que estas desean que su ser querido muestre señales de recuperación, aunque no sea mediante el pasung. Sin embargo, siempre existe ansiedad y miedo frente al comportamiento del enfermo: miedo a que se enoje, a que grite, a que se autolesione o en últimas a que no quiera recibir ningún tratamiento.4 Pero más allá de las creencias no basadas en la ciencia, los familiares de pacientes psiquiátricos con diagnósticos médicos oficializados que frenaron el pasung en un ser querido y percibieron “ineficacia” o demora en el tratamiento científico, prefieren insistir en esta práctica autóctona como verdadera solución para el enfermo.1,4 Comentario editorial Muchos pueden ser los culpables del pasung: la institucionalidad, por su ineficacia para frenar una práctica inhumana, o las comunidades, que se cierran a entender que el enfermo mental no requiere asilamiento, sino todo lo contrario: atención en salud y cuidado de la red de apoyo. Sin embargo, lo más duro de esta situación es que se normalicen acciones que deshumanizan por completo al otro mediante una práctica que no es exclusivas de Indonesia, ya que se trata de un problema a gran escala en el Sudeste Asiático.

Interés general

Docred

La desgarradora práctica del pasung en el Sudeste Asiático

Entérese de las medidas inhumanas que toman algunas personas con sus familiares en condición de enfermedad psiquiátrica severa.