Cuando el paciente no habla el mismo idioma que el proveedor de salud, surgen dificultades que entorpecen la relación médico-paciente e impiden buenos resultados. Los principales conflictos relacionados con las barreras lingüísticas incluyen falta de acceso y uso de los servicios de salud, disparidades en la atención, menor satisfacción del paciente y mayor morbilidad y mortalidad. Por tal motivo, es necesario apoyar y crear programas para formar profesionales sanitarios conocedores de aspectos culturas e idiomáticos, incluidos traductores.

Uno de los aspectos más importantes en la relación médico-paciente es la <a href="https://www.docred.com/videos/vi-memorias-docred-vivo-arte-comunicar-malas-noticias" target="_self">comunicación</a> asertiva, la cual favorece la atención médica óptima. La literatura señala que existen dificultades en este proceso comunicativo aún cuando ambas partes hablan el mismo idioma, entonces, ¿qué pasa cuándo no lo hacen? Las fallas suelen ser más pronunciadas y obstaculizan los resultados de salud del paciente.1 <h3>Principales dificultades </h3><h4>Acceso y uso del sistema de salud2 </h4>En vista de que la mayoría de personas que no pueden comunicarse en el mismo idioma que el médico, pertenece a otras regiones o países, la accesibilidad a los servicios de salud no siempre está garantizada. Este fenómeno puede deberse a las condiciones de marginalidad que padecen muchos sectores de inmigrantes e inclusive, en algunos casos, al escenario de irregularidad administrativa que impide la cobertura necesaria para proteger la salud. Además, gran parte de estas personas no conocen por completo el funcionamiento del sector. <h4>Barrera lingüística y disparidades </h4>Las dificultades idiomáticas son la principal causa de mala comunicación con los profesionales sanitarios.2 Estudios muestran que los individuos con dominio limitado del idioma del lugar donde son atendidos, refieren baja satisfacción de las consultas médicas, comprenden en menor medida las indicaciones farmacológicas y experimentan menos comodidad con las instrucciones tras el alta.3  La comunicación deficiente impacta en la falta de compresión de las quejas de los pacientes por parte de los trabajadores sanitarios, complica los diagnósticos y tratamientos, favorece la realización de pruebas inadecuadas o excesivas, incrementa el tiempo de estancia hospitalaria y eleva la morbilidad y mortalidad. De igual forma, este escenario dificulta que los pacientes puedan defenderse, hacer y resolver interrogantes y desenvolverse de manera natural en el sistema de salud.3    El seguimiento médico también es menor en los sujetos inmigrantes, por las circunstancias familiares, por vivir lejos del centro de salud o por no poseer medios de transporte ni recursos económicos para acudir a las consultas. Por otro lado, investigaciones muestran que los niños latinos hospitalizados en unidades de cuidados intensivos pediátricos en hospitales de EE. UU. tienen un riesgo de mortalidad 3.7 veces mayor que aquellos oriundos del país.3  <h4>Diferencias culturales2  </h4>El concepto de salud-enfermedad varía entre cada cultura según sus valores y creencias. Por ejemplo, para los musulmanes la enfermedad, la desregulación entre cuerpo y alma, puede ser consecuencia de la falta de cumplimiento de las pautas religiosas y vuelve al individuo responsable de la afección.  Pore su parte, para la cultura latina es más importante la exploración física, las pruebas complementarias y la tecnología para conocer los diagnósticos de las condiciones médicas. Además, en algunas regiones el contacto físico no es correcto mientras que para otras sí lo es.  <h4>Problemas psicosociales2 </h4>Además de las dificultades de comunicación, también se evidencian conflictos relacionados con la esfera mental (nostalgia, preocupación, temor, estrés social, inconvenientes para lograr proyectos migratorios, entre otros), y contrariedades como amenaza de expulsión, precariedad laboral, falta de reconocimiento de profesiones y conflictos para acceder a una vivienda salubre.   <h3>Estrategias para mitigar la problemática2 </h3>En primer lugar, es indispensable optimizar el acceso a la atención médica a través de la difusión de información, mejorar las habilidades de comunicación y simplificar los regímenes burócratas. En vista de que los galenos se encuentran en contacto directo con los enfermos, las políticas sanitarias deben comprender estrategias para adaptar los servicios, promover la salud, y formar a estos profesionales sobre las necesidades de la comunidad inmigrante. Sin lugar a dudas, el desarrollo e implementación de programas de comunicación permitirá el mayor acceso al sistema de salud por parte de los pacientes y favorecerá la relación con el médico, lo que mejoraría la calidad de atención y la satisfacción mutua. Para lograr esto, se necesitan instrumentos, herramientas e intervenciones con materiales en diferentes idiomas, servicios de traducción y profesionales mediadores culturales. En algunas partes del mundo están disponibles las aplicaciones o los servicios de traducción en línea, aunque no siempre son viables, sobre todo en los entornos de ingresos bajos y medianos.  Los médicos deben permanecer receptivos a las personas que hablan otros idiomas, evitar los estereotipos y prejuicios hacia estas, y poseer información básica para prevenir e identificar los signos de alarma de las principales afecciones de los países de origen.  <h3>¿Qué pasa cuando el médico es quién tiene acento extranjero?4 </h3>Cuando los proveedores de salud estudian o trabajan en países extranjeros y hablan con acento, las personas suponen que tienen rasgos negativos y características de personalidad diferentes. Los estudios señalan que estos profesionales son considerados menos competentes al dar malas noticias que buenas y, además, enfrentan sesgos sobre sus habilidades clínicas por parte de los pacientes.   Comentario editorial Las diferencias idiomáticas impactan de manera significativa en la relación médico-paciente. Atender a individuos que no hablan nuestro idioma dificultad el abordaje clínico y la satisfacción de estos. Por tal motivo, es necesario motivarnos en el aprendizaje y adquisición de otros idiomas diferentes al nuestro, y utilizar diferentes instrumentos de comunicación como gráficos, dibujos, señas, figuras, etc. ¿Ha experimentado la atención de un paciente extranjero? ¿Podría comentarnos si pudo lograr una comunicación efectiva y qué herramientas empleo para tal fin?

Interés general

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¿Doctor, usted me entiende?: impacto de las barreras idiomáticas en la atención médica

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