La pandemia de COVID-19 afectó la salud mental de los adolescentes, especialmente a las chicas. Un estudio en Islandia reveló un empeoramiento de su salud mental, influenciado por factores socioeconómicos y familiares. El aislamiento y la exposición a redes sociales aumentaron problemas emocionales y de comportamiento.

Los adolescentes actúan como si fuesen inmortales, o eso se ha pensado por mucho tiempo. Aunque tienen menor riesgo de padecer enfermedad severa y, por ende, no se habla lo suficiente de este grupo etario desde el inicio de la pandemia de COVID-19, el cambio de rutinas, la mayor exposición a televisión y redes sociales, el aislamiento de sus pares y en contraste, contacto cercano con temas de enfermedad y muerte, puede haber ampliado el riesgo de alteraciones en salud mental juvenil. Un estudio clínico basado en las respuestas de más de 59.000 adolescentes de Islandia muestra que la COVID-19 ha tenido un impacto negativo considerable en la salud mental de esta parte de la población (de 13 a 18 años), en comparación a jóvenes de la misma edad antes de la pandemia. Un hallazgo que vale la pena mencionar es la mayor afectación de la salud mental en adolescentes del sexo femenino, que los autores postulan que podría ser por factores sociales (formas de aceptación del rol y mayor interacción) y biológicos (cambios hormonales de la pubertad). El uso de sustancias psicotrópicas, por otra parte, y contrario a investigaciones anteriores, disminuyó en el período de aislamiento estricto, probablemente por la reducción en presión social y estresores escolares.1Otra investigación médica se enfocó en encontrar las diferencias entre adolescentes según su entorno socioeconómico y familiar, ya que contrario a la generalización pautada para tratar la salud mental, cada joven es diferente al otro. Según el estudio, lo único universal en la adolescencia a través de la pandemia es el impacto en desarrollo emocional: mientras que los adolescentes que tenían peor salud mental antes de la pandemia de COVID-19 tuvieron mejoría (probablemente por mayor vigilancia en casa previniendo peleas o bullying), los que tenían buena salud mental empezaron a presentar más problemas de conducta, hiperactividad, e interacciones problemáticas con amigos y familiares. El mayor empeoramiento adolescente en salud mental fue experimentado por aquellos que vivían en hogares uniparentales, son hijos únicos, o ya tenían antecedentes familiares conflictivos.2Aunque la magnitud del impacto de la pandemia sobre la salud mental de los adolescentes es actualmente incalculable, debe reconocerse que la desigualdad en esta población vulnerable tendrá un efecto negativo a futuro. El cierre de instituciones educativas ha forzado el cese de actividades recreativas y la comunicación presencial con pares, además de aumentar el riesgo de ser víctimas o testigos de violencia intrafamiliar y frenar el poder de toma de decisiones en su transición a la adultez; algunos jóvenes en regiones de ingresos bajos se enfrentan incluso, a raíz de la falta de acceso a educación presencial, al abandono escolar o retraso en sus procesos de aprendizaje en comparación a adolescentes con accesibilidad a plataformas tecnológicas.3En uno de los momentos determinantes de su desarrollo integral como personas, a los que les tocó vivir su adolescencia en 2020 y 2021 les cambió la vida para siempre. La socialización detenida y sobreexposición a redes sociales podría llevar, sin el debido acompañamiento, al desarrollo de respuestas adaptativas como miedo, irritabilidad, ansiedad, angustia, agresividad, así como conductas patológicas y/o suicidas. Al reconocer que es un grupo etario que está experimentando cambios significativos en su entorno y vulnerabilidad psicosocial, podemos tomar acción como médicos al enfocarnos en prevenir, orientar, y manejar el malestar mental y emocional adolescente, durante y para siempre, después de la pandemia.

Interés general

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Adolescencia en aislamiento: Cambios pandémicos en salud mental

A pesar de que son menos propensos a experimentar COVID-19 severa, los adolescentes han sufrido un grave impacto en su salud mental durante la pandemia. 