La actividad física (AF) es un tratamiento, con efectos positivos sobre el sistema cardiovascular y la salud en general. Las guías de la Sociedad Europea de Cardiología enfatizan en que la AF adaptada es beneficiosa para todos los pacientes. Sin embargo, dado el creciente número de personas que participan en deportes de alta resistencia, es necesario identificar aquellas afecciones cardíacas (arritmias, ante todo) que guardan alguna relación con las dosis de AF (ritmo, cantidad y frecuencia), para facilitar un "regreso al juego" seguro.
Son incontables los efectos positivos de la AF sobre el sistema cardiovascular y la salud en general.1 Sin embargo, cuando es intensa, puede promover la progresión de cardiopatías subyacentes.1 La cardiología deportiva involucra la evaluación de atletas de élite en busca de estas enfermedades, que pueden predisponer a arritmias, insuficiencia cardíaca y muerte súbita.2, 3
Según una teoría, existe una relación en forma de U entre la dosis de AF (ritmo, cantidad y frecuencia) y sus efectos cardiovasculares.1 Sobre esta base, en dosis moderadas la AF sería beneficiosa (en comparación con un estilo de vida sedentario) y dosis muy altas podrían ser perjudiciales.1 Este ejercicio de alto nivel puede conducir a una remodelación cardíaca estructural y eléctrica que aumenta el riesgo de desarrollar cardiopatías3 e imita algunas condiciones hereditarias.2
Diferenciar entre el "corazón de atleta" y la patología es tema de debate,1,2 y a menudo requiere todo un arsenal de estudios.2 No es claro el papel de las pruebas genéticas en el tamizaje y manejo de atletas con sospecha de afecciones cardíacas y esto ha sido materia casi exclusiva de centros especializados en cardiogenética.2
El ejercicio intenso y prolongado tiene efectos agudos tanto en la estructura como en la función cardíacas.1 El lado derecho del corazón es más sensible a la sobrecarga de volumen y presión inducida por el ejercicio debido a su pared más delgada.1 Durante el ejercicio, el aumento progresivo de la resistencia pulmonar conduce a una mayor tensión de la pared en el ventrículo derecho (VD).1 Esto ocasiona una sobrecarga que puede llevar a disfunción del VD, arritmias, entre otras anomalías electrocardiográficas (ECG).1
Dentro de los efectos crónicos, la bradicardia es típica y se interpreta como hallazgo normal.1 Puede persistir hasta 10 años después de dejar el entrenamiento deportivo.1 El bloqueo auriculoventricular (AV) de primer grado y el bloqueo AV de segundo grado tipo 1 también se consideran normales en ausencia de síntomas,1 aunque parece que los exatletas muestran más trastornos de la conducción y pausas que requieren marcapasos.1
Algunas alteraciones en la repolarización ventricular se consideran normales, incluido cierto grado de prolongación del intervalo QT cuando es leve y no se relaciona con el síndrome de QT largo.1 De hecho, los puntos de corte para definirla son más altos en atletas.1 La AF regular ayuda a prevenir la fibrilación auricular ya que modifica varios factores de riesgo, pero ambas tienen una relación en forma de U,1, 3 y la fibrilación es más frecuente en hombres exatletas.1
La miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho (ARVC, por sus siglas en inglés) es una enfermedad hereditaria con reemplazo fibroadiposo que afecta más al VD.1 Se caracteriza por arritmias ventriculares y anomalías del movimiento de la pared ventricular.1
Los esfuerzos preventivos incluyen la evaluación específica de las personas de alto riesgo y una valoración amplia de las personas de bajo riesgo.1 Los deportistas con síntomas cardíacos, antecedentes familiares a temprana edad y aquellos con ECG o rasgos estructurales sugestivos de enfermedad cardíaca deben ser derivados a centros especializados para una evaluación integral.1
Solo debe emplearse después de una cuidadosa revisión de factores por parte de un equipo multidisciplinario.2 Antes de la prueba, el médico debe evaluar la probabilidad de un resultado positivo en función de la sospecha clínica y el fenotipo y considerar posibles implicaciones.2 Deben participar profesionales con experiencia en cardiología deportiva y pruebas genéticas,2 y sus componentes clave incluyen:2
Queda por demostrar la teoría de que episodios repetidos de estrés pueden conducir a daño miocárdico crónico y crear un sustrato arritmogénico peligroso,1 la relación causa-efecto entre estas anomalías y la AF y, lo más importante, su relevancia pronóstica.1 También falta evidencia de cualquier efecto adverso relacionado con el ejercicio en el corazón de las atletas.1 A la espera de los próximos estudios, al aconsejar a los deportistas sobre los pros y los contras de la AF, se debe aplicar el aforismo latino dosis sola facit venenum (solo la dosis hace al veneno).1
Comentario editorial
El tamizaje es necesario, ayuda al diagnóstico, informa sobre el riesgo y el pronóstico, guía el manejo (incluida la prescripción del ejercicio) y facilita un "regreso al juego" seguro. Entre más asequibles sean las pruebas genéticas, mayor será la posibilidad de que se sumen a una evaluación cardíaca integral en deportistas. Por lo tanto, los profesionales de la salud involucrados con atletas deben comprender las indicaciones, fortalezas y limitaciones de cada prueba.
Codigo: AR-CG-3-9133
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