Los temas de humanización en la medicina han sido poco tratados por la comunidad científica. La frase del célebre José Letamendi: “el que solo sabe de medicina, ni de medicina sabe” todavía se encuentra en vigencia. Existen muchos factores detonantes de prácticas médicas deshumanizadas, como el avance continúo de la tecnología, el debilitamiento de la relación médico-paciente, el pensamiento reduccionista, los sistemas sanitarios, las subespecializaciones y peor aún la “cosificación” de los pacientes. La OMS define salud como: “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”; siguiendo este concepto, los galenos del siglo XXI nos hemos olvidado de que el paciente es un ser humano igual a nosotros, con sentimientos y emociones que lo vuelven vulnerable a situaciones estresantes y de riesgo.  Revisemos un poco, cómo los factores mencionados anteriormente han afectado significativamente la relación médico-paciente debido al trastorno en el humanismo médico.  Cosificación. Este es uno de los puntos más destacables por el cual se ha deshumanizado la medicina. Convertir al paciente en un objeto, prescindiendo de sus características personales e individuales, sentimientos y valores es ¿realmente necesario? Hemos visto como en la mayoría de rondas médicas, los profesionales se refieren a los pacientes como: el de la cama X, o el paciente con tal enfermedad, acaso ¿Se nos olvidó que es una persona? Un individuo que está afectado emocionalmente por padecer de dolencias y afecciones que no le permiten continuar con su rutina diaria, que acuden a nosotros en busca de ayuda para aliviar estos males y aun así ¿No somos capaces de llamarlos por su nombre?  Es imprescindible cambiar la forma de cómo nos dirigimos a nuestros pacientes, son individuos,  seres humanos que merecen menos frialdad e indiferencia y más calor humano al ser tratados.  Relación médico-paciente. Su origen se fundamenta en la medicina hipocrática, y actualmente se encuentra mermado y ausente en la medicina contemporánea pues los médicos “no tenemos tiempo ni paciencia” para conversar con el paciente, solo nos limitamos a ver los resultados obtenidos por las pruebas auxiliares de diagnóstico e indicar el tratamiento. Este contacto humano es esencial para fortalecer la relación médico-paciente, no es tratar la  enfermedad, sino al enfermo. La pregunta sería ¿Podemos escuchar activamente por 5, 10, 15 o 20 minutos a nuestros pacientes?  ¿Lograríamos mejorar el estado de salud con tal solo oírlos? Avance de la tecnología y el cientificismo. Sin duda, durante el siglo XXI se han desarrollado nuevas tecnologías para el diagnóstico y tratamiento de múltiples enfermedades, gracias a la evolución y la disposición de conocimientos en los campos de la biología molecular, inmunología, manipulación genética, trasplantes, mecatrónica médica, etc. Aún, cuando este fenómeno tiene un impacto positivo para el pronóstico de ciertos padecimientos, también ofrece un lado negativo al separar a los pacientes de sus médicos, estos procedimientos sofisticados crean un espacio muy amplio, convirtiendo a los pacientes en anónimos para el equipo de salud y viceversa. ¿Hasta qué punto el desarrollo de la tecnología afecta el humanismo médico? ¿Podemos utilizar estas técnicas manteniendo el contacto estrecho con nuestro paciente? Reduccionismo. Consiste en la disminución de un fenómeno estudiado a sus niveles más elementales, por ejemplo, los fenómenos psicológicos son reducidos a nivel biológico, los biológicos a los químicos y físicos y así sucesivamente. El inconveniente está, en que cuando de manera involuntaria desde las escuelas de medicina los profesores transmiten este pensamiento a los estudiantes, se percibe al paciente ya no como una persona, ni si quiera como organismo completo, sino como un “órgano enfermo” o “genes alterados”. En otras palabras, es percibido exclusivamente en términos científicos, conduciendo al tratamiento de los órganos enfermos y no de la persona.  Es transcendental, reconocer y respetar la dignidad intrínseca del enfermo sin desigualdad por edad, raza o sexo. Aplicar tratamientos integrales y globales al paciente, abarcando todas sus dimensiones, cuerpo, mente y espíritu. Hacer partícipe al paciente en la toma de decisiones, aun cuando el médico es el experto en el área, reconocer la vulnerabilidad y dependencia del enfermo para permitir su implicación en la toma de la decisión final y, por último, reforzar y mantener una relación empática, para establecer un modelo de alianza entre el médico y paciente que consista básicamente en la confianza depositada en una conciencia. Lo anterior, con el fin de rescatar el humanismo, que en la medicina actual se ha desvalorizado tanto.  Comentario editorial: Uno de los desafíos actuales que enfrenta la medicina, es la deshumanización de esta. Gran parte de los profesionales ejercen la medicina de forma robótica y estandarizada, quedando en el olvido la atención personalizada y humana para los pacientes que acuden en busca de ayuda, por tal razón, cuando entendamos y comprendamos que parte de las funciones del galeno está en estudiar y tratar al enfermo y no a la enfermedad, teniendo en claro las diferentes dimensiones de este (física, biológica, mental y espiritual), habremos dado un paso enorme para humanizar la medicina.   También le podría interesar: <a href="https://www.docred.com/articulos/bluetooth-beneficio-riesgo-entornos-sanitarios" target="_self">Bluetooth: beneficio o riesgo en entornos sanitarios</a>

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Deshumanización de la medicina y su impacto en la relación médico paciente

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