Una perspectiva diferente a la tradicional, puede contribuir a la confianza que se forja en la relación médico-paciente; leer, resulta ser más que entender lo escrito en una historia clínica, implica comprender al paciente mediante la compasión y ofrecer una atención médica integral. La medicina narrativa debe impulsarse desde la academia para formar médicos que permitan ver de forma humana cada paciente que atienden.

<blockquote>“El arte del que cura y el del escritor deben ir de la mano: Cada uno derrama luz sobre el otro y ambos se benefician de su mutua proximidad. Un médico que posea el arte del escritor sabrá consolar mejor a aquél que se revuelca en la agonía: A la inversa, un escritor que conoce la vida del cuerpo, sus jugos y fuerzas, venenos y facultades, posee una gran ventaja sobre el que nada entiende de estas cosas”Thomas Mann en Tetralogía José y sus Hermanos</blockquote>El campo de la medicina narrativa ha emergido como el encuentro entre la ciencia médica y las humanidades, esta práctica de escuchar las historias de quienes asisten al centro de salud responde a la necesidad de los profesionales sanitarios de ofrecer un mejor servicio al cuidado de los pacientes y facilitar nuevas formas de pensar en salud y medicina.Es común que los pacientes lamenten que los doctores no los escuchen o parezcan indiferentes ante su sufrimiento, implementar una perspectiva humanista mediante la narración tiene efectos poderosos en la motivación humana. La narrativa permite ver la comedia y la tragedia de la vida desde una nueva perspectiva, libera la angustia cuando se cuentan y se leen historias de otros, crea una sensación de cercanía y acompañamiento en los caminos que recorren todos los viajantes de la existencia misma.La medicina narrativa apunta a combinar el poder de la literatura, las humanidades y el arte en conjunto con medicina basada en evidencia científica, para mejorar la salud de los seres humanos y la armonía con la naturaleza y la cultura. Incentivar la necesidad de forjar desde la universidad a los jóvenes médicos la concepción del cuidado de la salud y la enfermedad como un diálogo de narrativas entre pacientes, sus familias, la sociedad, los médicos y los resultados científicos, fortalece la habilidad discursiva de los profesionales médicos, permite identificar el relato de cada uno de los actores sociales; ubicándolo en un término más filosófico: permite el devenir en el acto médico.<h3>Cuando historias de la vida real se convierten en historia clínica</h3>Al cultivar la narrativa, escuchar al paciente se convierte en el medio para la comprensión del relato de su enfermedad y el entorno en la que ésta se da, si es preciso, sentir la dolencia del paciente en carne propia, desde una perspectiva emocional. Un médico que se niegue a escuchar lo que su paciente relata, difícilmente podrá ser buen médico. Para el paciente, hablar sobre su enfermedad, su duelo, su pérdida, su condición socioeconómica, su emocionalidad, es un grito de ayuda del cual el médico puede hacer más que sólo llenar un listado de ítems para diagnosticar.La historia clínica contiene la biografía biológica de un ser humano: su herencia, hábitos de consumo, fisiología, la evolución de sus patologías; este documento, puede transformar la enfermedad de alguien, en el relato de una persona que consulta una dolencia, pero carga con más que aquello de lo que se aqueja. La relación médico-paciente necesita de dos personas que quieran confiar entre ellos, pues cuando se entrega la salud en las manos de alguien experimentado en el ‘arte de curar’ no sólo se entrega un cuerpo que debe ser escrudiñado bajo el método científico, también tiene la vida y la esencia de a quien éste le pertenece.El relato no siempre será el mismo, pues cada persona es un mundo con silencios, expresiones faciales, gestos, hallazgos físicos, entre otras características únicas; quien represente el papel de espectador debe estar capacitado para relacionar todo lo que se transmite y convertirlo en una nueva narración, que no vendrá por sí sola, pues no se aprende a ser lector e intérprete de un día para otro, se requiere interés en la capacitación de esta habilidad útil para afianzar la relación médico-paciente.<h3>El paciente como autor de la obra</h3>Para comprender mejor al paciente se requiere una actitud compasiva, cualidad esencial en el óptimo cuidado médico, que se construye a través de un proceso de sensibilización mediante las experiencias negativas y positivas: es el dolor del paciente, la alegría del éxito de un tratamiento, la cura de una enfermedad, la pérdida que viene con la muerte de una persona. La compasión abarca la realidad que construye la dinámica en el ámbito clínico, implica desarrollar la capacidad de asombro, apertura a otras realidades, aceptación de los rostros de las personas que sufren o pasan por alguna necesidad. Suele ser fácil ver al paciente como necesitado de compasión, pero poco se le ofrece compasión, dimensionar esta cualidad como el respeto a la dignidad del otro o el aprendizaje de las experiencias de otras vidas humanas proporciona un mejor encuentro con el paciente.Permitirle al paciente contar su historia evita que se le vea como un texto, aun cuando entre líneas puede comprenderse mucho, estar abierto a que las palabras no necesiten ser extraídas del silencio dará una mejor expectativa de la comprensión e interpretación que ha hecho el médico de aquel relato.<h3>Las competencias narrativas son útiles para el médico</h3>Seguramente, la tendencia será apuntar a las competencias narrativas basadas en la escritura de ficción médica, autobiografía médica o historias de la práctica que expresen la visión estética y una coherencia artística de este género; incluir narrativas y literatura en la formación puede ayudar a fortalecer competencias indispensables para la práctica médica, como comprensión de la relación médico-paciente, formación de habilidad para la consulta ambulatoria, entendimiento de problemas psicosociales y desarrollo de empatía, además de curiosidad por el entendimiento profundo de la comunicación interpersonal, la autorreflexión e imaginación moral.<blockquote>“La literatura, así como la filosofía, puede ser un instrumento precioso para que se formen generaciones de médicos sensibles a la historia del dolor del paciente, además de a la mera historia clínica. Si sólo la persona humana tiene historia, más precisamente biografía, porque a través de su libertad madura en una continuidad de acciones, no puede haber cuidado de la persona sin la atención a su historia, es decir, sin el respeto de su libertad”María Teresa Russo en Bioética y Literatura: Una propuesta para la antropología del sufrimiento</blockquote>La medicina científica es competente por sí sola, pero es insuficiente para brindar una ayuda integral al enfermo, dar al médico la capacidad de establecer una perspectiva literaria en consulta le ayuda a establecer una relación médico-paciente más compasiva y empática, centrar el modelo de la atención clínica en el paciente (más que en la enfermedad) contribuye al reconocimiento de las vivencias de las personas con sus males, como un pilar de la atención médica.Comentario EditorialDefinitivamente una autora obligatoria a leer debería ser Rita Charon, su explicación sobre la medicina narrativa es casi tan rica como alguna novela de ficción; enfatizarse en la escucha para la construcción de discurso y de la historia clínica requiere más que disposición, se necesita práctica y para ello las facultades de medicina deben fortalecer la habilidad de hilar las historias hacia una comprensión integral del paciente.

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Medicina narrativa: la escucha de pacientes en consulta

Abrirse a la oportunidad de escuchar a su paciente es una forma valiosa de nutrir la historia clínica. Lea sobre Medicina Narrativa a continuación...