El paciente con intoxicación supone un reto diagnóstico para el clínico, puesto que identificar el agente causal, definir la terapia inicial y determinar si se utilizan o no medidas catárticas o un antídoto específico puede ser muy difícil en el escenario de urgencias. A continuación, se expone una revisión con los diez errores más comunes a la hora de abordar a este tipo de pacientes y algunas estrategias para mitigarlos.

<p>El manejo integral del paciente con intoxicación supone un reto clínico que comprende detectar la causa, establecer el abordaje inicial, aplicar estrategias que permitan disminuir la absorción del xenobiótico y usar antídotos específicos.<sup>1</sup></p><p>En México se reporta el ingreso de 13 600 pacientes/año al servicio de urgencias por intoxicaciones, de los cuales el 87% son adultos y el 13% niños. En el 72% de los casos se trata de intoxicaciones accidentales y en el 28% restante, de intencionales. La mortalidad en adultos es del 21.6%, principalmente por la ingesta de medicamentos, seguida de inhalación de gases tóxicos, con 20.4%, y uso de plaguicidas, con 13.9%.<sup>1</sup></p><p>En los niños, la mortalidad se asocia con más frecuencia a la inhalación de gases tóxicos (41.8%), seguida de fármacos y plaguicidas. El género masculino entre los 21 y 30 años predomina en la población de intoxicados.<sup>1</sup></p><p> </p><p>En un estudio epidemiológico realizado en Paises Bajos con 7000 pacientes ingresados a la unidad de cuidado intensivo por intoxicación aguda, la tasa de mortalidad fue de 1.2%. Esta es una cifra baja porque en su mayoría se trata de pacientes jóvenes sin comorbilidades y con más chances de sobrevida.<sup>2</sup></p><p>A continuación,  se presenta una revisión de los diez errores más frecuentes en el manejo de estos pacientes.<sup>1</sup></p><h3><strong>Olvidar el ABC</strong></h3><p>Omitir el soporte vital básico causa muy mal pronóstico en el paciente con intoxicación. Es primordial tener un orden a la hora de abordar a estas personas. En la tabla 1 se exponen las tres etapas principales para un correcto abordaje diagnóstico y terapéutico.<sup> 1</sup></p><figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1674666285/TABLA_1_10_errores_en_el_manejo_del_paciente_intoxicado_x2_aa4dd0eede.webp" /></figure><p>El ABC en toxicología tiene algunos cambios sutiles. En la figura 1 se expone lo correspondiente a la cadena de supervivencia toxicológica.<sup> 1</sup> </p><figure class="image"><img src="https://res.cloudinary.com/docred/image/upload/t_optimization/v1674666291/FIGURA_1_10_errores_en_el_manejo_del_paciente_intoxicado_x2_518273f108.webp" /></figure><p>Es muy importante que en el abordaje inicial el clínico reconozca la necesidad de proteger la vía aérea mediante intubación orotraqueal.<sup> 1</sup></p><h3><strong>Historia clínica incompleta</strong></h3><p>En el abordaje toxicológico no se pueden omitir los detalles. Es preciso enfatizar en aspectos como tiempo de evolución, posibles tóxicos disponibles en el lugar donde ocurrieron los hechos, saber si hubo o no atención prehospitalaria, entre otros.<sup> 1</sup></p><h3><strong>No monitorear con frecuencia</strong></h3><p>La monitorización continua es fundamental para identificar cambios hemodinámicos potencialmente mortales. Por ejemplo, el paciente intoxicado con carbamazepina sufre un estado neurológico que fluctúa rápido entre la vigilia y el estupor o coma. La identificación temprana de cualquier cambio en el estado clínico permite instaurar una terapia oportuna y mejorar la sobrevida.<sup> 1</sup></p><h3><strong>No sospechar lo peor</strong></h3><p>Es posible que el paciente no muestre signos claros de intoxicación. Por ejemplo, una intoxicación por salicilatos con alteraciones ácido-base que conducen a alcalosis respiratoria puede confundirse fácilmente con una taquipnea por ansiedad, con lo cual se pasa por alto la terapia inicial.<sup>1</sup></p><p>En la intoxicación por acetaminofén, las fases iniciales pueden comprender síntomas gastrointestinales inespecíficos sin alteraciones paraclínicas claras, lo que retrasa el uso del antídoto.<sup>1</sup></p><h3><strong>No clasificar</strong></h3><p>Este punto aplica sobre todo a tóxicos derivados de animales venenosos. A mayor grado de envenenamiento, mayor será la cantidad del agente neutralizante; por ende, es muy peligroso catalogar un grado de veneno menor que el real.<sup> 1</sup></p><h3><strong>No pensar en presentaciones no habituales de los toxíndromes</strong></h3><p>Menos del 40% de los pacientes con intoxicación presentan un toxíndrome puro. Es un error pensar que como la persona no experimenta todos los síntomas clásicos de un síndrome toxicológico específico, entonces no está intoxicada. También es un error confundir los diferentes toxíndromes.<sup> 1</sup></p><h3><strong>Omitir herramientas diagnósticas</strong></h3><p>Aunque el diagnóstico es clínico, las ayudas diagnósticas son fundamentales en algunos escenarios, por ejemplo, la radiografía es útil en casos de xenobióticos radiopacos, como hidrato de cloral, paquetes de cocaína u opio, hierro y metales pesados o productos con capa entérica de liberación sostenida. Se debe tener cuidado de no interpretar de manera inadecuada los paraclínicos, por ejemplo, los gases arteriales.<sup> 1</sup> </p><h3><strong>No realizar diagnósticos diferenciales</strong></h3><p>Es importante tener otras posibilidades diagnósticas en mente, dado que si el plan inicial no funciona, deben existir acciones de respaldo. Por ejemplo, el loxoscelismo cutáneo podría confundirse con una infección de tejidos blandos.<sup> 1,3</sup></p><h3><strong>Otorgar tratamientos erróneos o lesivos</strong></h3><p>Este error va de la mano con omitir la cadena de supervivencia toxicológica, obviar la glucometría capilar, evaluar incorrectamente el estado de conciencia, realizar medidas de descontaminación inadecuadas, producir sobrecarga hídrica, forzar la diuresis, etc.<sup> 1</sup> </p><h3><strong>Descontaminación gastrointestinal para todos</strong></h3><p>Lo más frecuente en el servicio de urgencias es el lavado gástrico y la administración de carbón activado. El lavado gástrico se indica si el paciente presenta menos de una hora posingesta del tóxico, y consiste en la extracción mecánica del xenobiótico.</p><p>El carbón activado se dosifica de 0,5 a 1 g/kg de peso, con un máximo de 50 g en niños y 100 g en adultos.<sup> 1</sup></p><p>En conclusión, el paciente intoxicado es un reto clínico que requiere manejo interdisciplinario. Su pronóstico depende en gran medida de la asertividad inicial del clínico y la capacidad de evitar errores comunes de reconocimiento del toxíndrome para instaurar un tratamiento adecuado.<sup>1</sup> </p><h4><strong>Comentario editorial</strong></h4><p>Los síndromes toxicológicos específicos constituyen un reto para el clínico. A pesar de que en la literatura se describen signos y síntomas específicos para cada síndrome, en la vida real no se presentan de manera clásica y es fácil confundirlos. Saber que existe una cadena de supervivencia toxicológica podría reducir los errores diagnósticos y mejorar la sobrevida de los pacientes. </p><p> </p><figure class="poll" data-id="403">{ Poll ID: 403}</figure><p> </p>

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Diez errores en el manejo del paciente con intoxicación

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